viernes, octubre 26, 2007

Transantiago, según yo...

El Transantiago definitivamente no es la solución a los problemas de transporte público en la capital. Para empezar, luego de su puesta en marcha el 10 de febrero de 2007, la locomoción colectiva cambió drásticamente, pero no para bien, como el ejecutivo esperaba, sino que el famoso Transantiago trajo una serie de falencias que hasta el día de hoy no se resuelven. La gente para llegar a buena hora a sus respectivos destinos debe levantarse más temprano, llegar más tarde a sus hogares, hacer interminables filas para poder tomar un "bus" o Metro e irse incómodo y apretado por la muchedumbre, lo que hace que la ya detestable rutina santiaguina llegue a niveles extremos de incomodidad, molestia y engaño, provocando un empeoramiento notable de la calidad de vida.
En el sistema antiguo de las "micros amarillas", aunque estas no fueran de gran tecnología ni calidad, la gente estaba acostumbrada a esperar una línea que sabría lo llevaría a su destino, ya sea cerca o en el otro extremo de la ciudad, ya que los recorridos eran mucho más extensos, evitando de este modo los apestantes transbordos y filas que deben sufrir actualmente los santiaguinos.
Según los últimos estudios hechos por la Fundación Futuro* la ciudadanía muestra notorias bajas en su calidad de vida y un profundo malestar por el Transantiago, ya que desde el gobierno de Lagos que se prometía un transporte público de calidad, al nivel de países avanzados; pero todas esas promesas, sólo quedaron en discursos de candidatura.